Mi orgullo personal!

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jueves, 12 de marzo de 2009

Un día de lluvia, el aburrimiento y un viejo equipo Combi de BC

Desde hacía ya algunos meses con dos amigos estábamos trabajando en cuestiones de electrónica que se manifestaban como reparaciones.
Habíamos salido de la escuela meses atrás y estábamos sin un trabajo estable. Por lo que de la noche a la mañana nació HTM Electrónica. Una pseuda sociedad entre tres amigos que perseguía llevar el mango a casa. Miguel Angel Ottonello, Eduardo Augusto Costa y yo estábamos trabajando mancomunadamente.
Si bien no era mucho lo que hacíamos, al menos pudimos ir tirando. Y con ello llegar a ese día en el que nuestras vidas dieron un vuelco.
Cierta tarde de invierno, fría, lluviosa, y oscura; nos pusimos a acomodar el taller. No teníamos nada pendiente y obviamente, nadie traería ningún elemento para reparar. Aprontamos el mate y entre reclamos a Teddy (Eduardo) por ser tan desordenado, fuimos poniendo cada cosa en su lugar.
Ya caía la noche cuando el susodicho amigo; nos puso en la mesa algo que sería la piedra angular de nuestro futuro hobby. Che...! miren que tengo. Son dos equipos de radio que me dieron hoy cuando fuí ha hacer un laburito. Me los ofrecieron y los traje.
Miguel y yo nos mirábamos desconcertados y con más ganas de atacar al último bizcochito que de ver de que se trataba.
Teddy nos explicó que eran equipos de Banda Ciudadana, que trabajaban en 10 metros y que andaban. Entonces pensó en que ya que estábamos al vicio, podríamos salir al aire.
Acordándonos de las clases pasadas y de todo lo que escuchábamos en la escuela; corrimos al patio bajo la lluvia y con esfuerzos, le quitamos a Pinky, la perrita de Teddy, varios huesos de caracú y con una alambre del galpón que tenía Rodolfo (papá de Eduardo) preparamos una antena dipolo.
Como estábamos seguros de que el enano tenía la posta en cuanto a la frecuencia y esas cosas; en cuestión de minutos subimos bajo una pertinaz llovizna al techo. Con la sana intención de colocar desde el tanque de agua la antena artesanal. Mamá Cora (la mamá de Eduardo) nos blafemaba desde abajo argumentando que ella no podía decirles a nuestras madres que no habíamos muerto en su casa. Luego de caernos del techo por ser unos inútiles. Que bajáramos y fuéramos a cenar.
No le dimos bolilla, es más, la cena la salvamos porque Gabi (la hermana de Eduardo) nos la trajo al taller.
Con varios elementos de surplus, hicimos un fuente estabilizada y minutos después, conectamos el equipo y lo encendimos. Nuestros corazones latían desenfrenadamente, como sería la cosa, que diríamos, con quién podríamos hablar.
Solo tenía el equipo colocados, tres osciladores de cuarzo, el resto faltaba. No teníamos frecuencímetro y el otro equipo no encendía.
Mirándonos curiosamente y sin hablar palabra alguna; nos preguntábamos quién sería el primero en transmitir. Pasaron los minutos que disimulamos cambiando el canal repetidamente hasta que Eduardo dió la órden sagrada. Arranca vos Chiche, ya que tenés experiencia.
Yo??? dije sin amedrentarme, de que experiencia me hablas?
Si, dale para adelante, vos, vos, vos sos el mejor.
No lo creí entonces y no lo creo ahora, pero no estaba para pasar vergüenza ante mis mejores amigos.
Por larguísimos 45 minutos llamé insistentemente como lo hacía nuestro profesor Rivero, daba datos de quienes éramos, dónde estábamos y por que salíamos al aire.
Cambiaba la mano para que se descontracture y volvía a arrancar. Mientras yo insistía y quedaba disfónico; mis dos amigos devoraron bajo la anciedad; todos los sandwiches de salchichón con jamón y queso que nos habían alcanzado desde la cocina y se tomaron la Coca.
Cansado de no recibir ningún ruidito que no sea estática; dije ahora le toca a otro.
Miguel y Eduardo se turnaron algunos minutos y luego el equipo volvió a mis manos.
Para entonces el reloj marcaba las 23:45 hs. y nosotros con el pescado sin vender.
Eduardo volvió de la cocina con tres palanganas de café negro y dijo. Dejame a mi, inútil!!!!. Vos no tenes onda con el aparatito.
Se inclinó sobre el Combi y le dió un fortísimo beso. A la vez que decía no le hagas quedar mal a papito.
Tomó el micrófono y pronunció el remanido mensaje. Cuando soltó el ptt.; una voz de ultratumba espetó: ...(SIC) nadie les va a dar bola en esta frecuencia primero, segundo; no son diez metros sino once...
Si bien no era mucho, sabíamos al menos que el Combi transmitía. Pedimos por favor, rogamos, insultamos y todo lo demás, en pos de que alguien vuelva al ruedo Nada.
Ya estábamos por desistir, cuando volvió la voz y dijo ...eh, como andan, así que son tres los integrantes de la estación. Que bueno. Esperen un rato que traigo a la colmena para aquí.
Pasaron unos quince intrigantes minutos; cuando ese canal, se llenó de actividad. Ocho estaciones aparecieron a la vez, todos hablando, todos saludando y contentos de que estemos en el aire.
No lo podíamos creer, de la nada habíamos salido al aire y ahora teníamos hasta corresponsales.
El amigo que inició el diálogo, nos informó que era Roberto, de la estación Continental de Ránelagh. Quién además nos presentó a varios de los que se habían presentado en la frecuencia: Daniel Montecarlo, Omar Pampero, Esteban EL Rocío, Oscar El Molino, Silvina Gaucho Gaucho, Claudio Tulipán Negro, Jorge Tango Tango, Anselmo Leo; y otros tantos.
En cuestión de minutos, armamos un revuelo impresionante y todo el mundo venía a nos para darnos la bienvenida y esas cosas de la radio.
Cuando quisimos darnos cuenta habíamos llegado a las 03:00 de la madrugada y volvimos a quedarnos solos.
De todos modos, la semilla había sido plantada y nunca más volvería a separarme de la radio.
Varios días seguimos encontrándonos en la radio con los nuevos amigos y hasta muchos de ellos nos hacían visitarlos en sus casa, para conocer como era una estación, para compartir un mate y hasta para conocernos.
Solo días después de que saliéramos al aire desde la casa de Eduardo; fuimos, como correspondía, bautizados en la frecuencia.
Necesitábamos un nombre y nuestros nuevos amigos no dudaron en tomar cartas en el asunto.
Se nos consultó sobre miles de cosas, nos preguntaron otras miles más, todos querían saber algo que les permitiera elegir un nombre para nuestra estación.
Fue Anselmo Olmelli, de la estación LEO, que junto a otros colegas nos impuso el nombre de Estación Los Amigos. Hoy, a la distancia, digo que no se esperaron mucho; pero si creo que dieron con el nombre justo.
Durante meses salimos al aire, Eduardo, Miguel y yo con esa denominación. Primero desde la casa de Eduardo, luego, llevando el equipo cada uno a su casa y haciendo radio junto a la flia.
Todo funcionaba bien, hasta que bajo la necesidad imperante; cada integrante del team, adquirió su propio equipo.
Desde ese momento, no podíamos seguir compartiendo el nombre. Yo fui el segundo del equipo, cuando adquirí, regalado por mis viejos el recién salido Stalker IX, una joyita de equipo que me ha dado millares de buenos comunicados. Por último fue Miguel y su President Mc. Kinley.
A mi estación la bautizaron solo en unos minutos. Ya me conocían la mayoría de los amigos y por ello no dudaron.
Tenía y tengo aún, la costumbre de usar un poncho rojo cuando el frío aprieta. No importa que otra cosa me coloque de abrigo, el poncho, no falta.
Con eso a cuestas, salí al ruedo el 1º de Abril de 1985. Siendo las 22:10 ; realicé el primer llamado en la BC, utilizando mi equipo nuevo. Me contestó Oscar Estación El Molino de la ciudad de Gutierrez en el partido de Berazategui.
Solo minutos después, me comenzaron a llamar Estación El Poncho.

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