Mi orgullo personal!

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jueves, 12 de marzo de 2009

Cuando la responsabilidad hace fuerza

Frente a la escuela donde concurría, existía un club deportivo. Todos los días estábamos allí haciendo gimnasia, viendo chicas, jugando al volley, al futbol o a lo que se cruzara.
Cierta tarde, cuando quisimos entrar, vimos un cartelito que rezaba. Se suspenden las actividades hasta que termine la Fiesta de la Flor.
Queeeeeeeeee???? dijimos varios al unísono. Que flor si esto es un páramo. No hay ni yuyos, no hay.
Volvimos al taller dado que estábamos en recreo y le preguntamos a el profesor Rivero (el siempre se las arreglaba para saber de todo) que sucedía en frente. Nos comunicó que se realizaría una fiesta provincial de la flor y que la escuela tenía que participar.
Con mi abitual bocota, dije a matar; claro todos somos unas flores: flor de turro, flor de vago, flor de traga, flor de gordo, flor de chupamedia, somo flores, por eso nos invitan.
Desde el frente se oyo. Cousillas, cebe mate y buenos porque sinó cinco amolestaciones.
Varios días después, llegaron decenas de camiones a los que ayudamos a descargar. Tierra, macetas, plantas, carpas, mástiles, mesas, lonas y no se cuantas cosas más.
Cada mañana al volver al cole, veíamos como todo temaba forma. Alguna nueva carpa armada, una montaña de cesped, una cascada, palos, troncos, luces.
Al final de la semana, cuando estábamos por salir para nuestras casas, el Director Emilio Roberto Masa y Don Riveron nos dieron la buena nueva. La escuela estaría allí mostrando sus cosas, la gente, los equipos, todo.
El lunes llevamos para el club muchas cosas: Tornos, taladros, repisas, tableros de dibujo, elementos maquinados por nosotros, la consabida silla de camping, la budinera, la jarrita (tiempos en los que se estudiaba de verdad). Nos dieron un lugar hermoso, en medio del campo, con miles de personas que llevaba y traían elementos, plantas, etc.
Tardamos como dos días en armar el stand del cole, pero quedó hermoso. Cuando estábamos en la labor de higiene personal; llegó Rivero y dijo; fulano, fulano, fulano, mengano, perengano, Cousillas, Ayestarán, y sultano; cubren el primer turno mañana.
Glupp!!!!! se escuchó en el salón. Que turno, si es sábado?. Turno de que cosa? Como que turno, avise che, turno de que?
Con paciencia glamorosa nos dijeron. Tienen que atender el stand. mostrar que hacemos en la escuela, hablar con el publico, convencer a los chicos que visiten la muestra que estudien en la técnica y todo eso. Nosotros les traemos unas gaseosas y unos sandwichitos. Vos Cousi, ya sabes, tenés que traer el mate.
Yo pensaba irme de pesca con unos amigos, pero me inquietaba ver que era todo eso. Desde chico me llevaron varias veces a la Fiesta Nacional de la Flor en Escobar. Y siempre mis abuelas y mamá habían llenado el patio de flores.
A las ocho de la mañana estábamos allí como si supiéramos que hacíamos. La gente no llegó hasta las primeras horas de la tarde, así que todos propusimos cosas para hacerno ver. Uno operaba el torno, otro la cepilladora, uno juntaba cables y encendía luces, el otro de más allá se sentaba en la silla playera y el restante trasbasaba agus desde la jarra al embudo, del embudo al molde de budín, del molde a una fuente y todo eso, solo para mostar lo buenos que éramos soldando hojalata.
Yo cebaba mate y relojeaba las cosas que teníamos para ver conque podía largarme. Entonces, encontré un único ejemplar de destapador que un compañero había realizado años atrás y que se dejó de hacer porque ahora las botellas eran de litro y con tapitas a rosca.
Me fuí una escapada al bar donde parábamos todos los días para hacernos unos tiros en el billargol, o los flippers y pedí corchos, botellas y algo más.
Pronto me instalé en un costadito de la gran mesa y la gente comenzó a pararse prente mío para ver que hacía, un gordo vestido de mameluco, con solo quince años y lleno de botellas de vino, gaseosas y una latita de cerveza Biecker.
Con una admirable verborragia, hablaba y hablaba sobre las propiedades del adminículo de hierro. Destapa, abre, perfora, se arma y desarma, se puede llevar en la caja de herramientas, en la de pesca, en el bolsillo de la dama y en el del caballero. Y no se cuantas pavadas más.
Tanto decía de ese sacacorchos, que la gente lo quería comprar. Me perdí muchos pesos.
En un momento, levanto la vista y veo un cónclave asesino que me miraba como para sacarme hasta las escamas. Estaban allí parados, Masa el director, Rivero el profesor, Ioma el profesor, Nilda Bértola la profesora de Matemáticas, el Presidente de la fiesta y no se cuantos más. Emilio (Masa) me hizo un ademán y corrí pronto a su lado. Algo me decía que era el día del fusilamiento.
Escúcheme gordito!!!!, dijo sin miramiento por el educando versátil. ¿De donde sacó ud. ese hermoso verso que le dice a la gente? Es que leo mucho, fue mi única respuesta.
Bien, entonces, desde ahora, es ud. el encargado del stand y se preocupa de que todos macaneen como ud.. Yo les acomodo las faltas pero los quiero toda la semana aquí, dándo el ejemplo de como son los chicos de la Técnica 10. Se entiende NOOOOOOOOOO?
Si Don Director.!!! atiné a decir algo coloradito.
El día pasó sin contratiempos, así que cuando cerramos, nos felicitaron. El domingo volvimos con más bríos y encaramos la cosa de igual modo.
La mañana pasó tranqui, pero luego en horas de la siesta, llegó toda la provincia.
Yo estaba solo a eso de las 13:30 hs. porque mis amigos se habían ido a comer. El profesor Rivero me trajo unos sándwiches y un aparatito que se llamaba ATLAS 210. Parecía algo bueno pero ni idea de que era. Lo colocó en un atril y le enchufó dos cables. Cuando se estaba por ir me dijo. En un rato te llamo y veo como andás.
Yo esperé que se fuera de mi vista y me engullí los dos míseros sandwichitos de salchichón primavera y queso.
Al rato, mientras calentaba el agua para el mate, siento alguien que dice ...hola, hola, héctor estñás ahí????? Yo miraba para todos lados y no había nadie. Unos japoneses (los Nakandakare) caminaban con macetas y flores y en un carrito traían varios bonsai. Nadie hablaba español y menos me conocía.
En eso llega un compañero Mario Ayestarán y me dice. Rivero está loco de furioso, porqu está en le Falcon llamándote y vos no le das bola. Me paré y salí para la puerta y Mario me corría por los pasillos diciendo. NOOOOOOOOOOO, gil, por radio te llama. Por R A D I O. Me entendés?
Ahhhhhh!!! claro, por ra di o; dije.
Miré el negro aparato que crepitaba y movía una agujita. Verdaderamente desde sus entrañas salía mi nombre y la voz era de Don Rivero.
Tomé un micrófono que colgaba a su lado, tal como lo había hecho en la práctica de la escuela y dije. Si adelante LU5DZT. Le copio fuerte y claro. Hola, hola, hooolalalalalalala!!
Tres minutos después llegó el profesor y con los hoja abiertos me dijo. De donde sacaste eso? Quién te dijo que hablaras así? Como es que sabes mi licencia?
Solo pude decir. Ud. la tiene impresa en la luneta del Falcon con contac azul. Y escuché que esos términos los usó en la escuela el otro día, recuerda?
Ah, si, claro, si si si si claro. Bueno, desde ahora, vos sos el encargado de la radio y me llmás si pasa algo. Me entendés? Todo lo que sea me lo pasás por radio. Chau!
Esa tarde, entró gente, se marchitó un clavel, tomamos mate, vino sultano, se fué mengano, salió el sol, llegaron las estrellas, vendieron un Potus, pasó el autobomba, piaron los chingolos, etc. Todo, absolutamente todo lo que acontecía lo dije una y otra vez por radio. No me perdería la oportunidad.
A la noche, Rivero me dijo. Muy bien, hablas claro, se entiende, sos educado y no se que más. Pero por favor, recuerda que no tenés licencia, solo te dije que llamaras si era necesario. Si bien está en baja potencia, en esta banda, podrías hablar con cualquier parte del mundo.
Mundo dije yo, mundo mundo. La tierra quiere decir. Si largó Rivero. Fijate y en momentos me dijo. Este es de Bolivia, este de Canadá, este de Italia, ahhhhh, escuchá este es un Ruso.
Había llegado a mi máxima exitación desde que entré a la escuela; eso era lo que quería ser en el futuro. Radioaficionado.

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